La expectación era palpable en el auditorio de la Casa de la Cultura, donde se congregaron amantes del ajedrez y seguidores del renombrado escritor y académico para presenciar el enriquecedor diálogo entre ambos, como preludio al 50 Torneo de Ajedrez.
La noche se inundó de entusiasmo y conocimiento, mientras el aclamado periodista de El País, Leontxo García, moderaba el coloquio, explorando la intersección entre la literatura, la vida y esta apasionante disciplina. Desde el alcalde de La Roda, Juan Ramón Amores, hasta el fundador del torneo, Andrés Martínez Cebrián, pasando por el tres veces campeón de España de ajedrez, Eduardo Iturrizaga, todos participaron en este evento único.
El director y presidente del Torneo Internacional de Ajedrez de La Roda, Julián González, y su fundador, Andrés Martínez Cebrián, compartieron emocionantes relatos sobre los inicios y la evolución de este torneo emblemático, que ha dado lugar a grandes talentos en el mundo del ajedrez.
El actual campeón de España absoluto de Ajedrez, Eduardo Iturrizaga, también compartió sus experiencias y perspectivas, mientras anticipaba una simultánea de ajedrez con jugadores del Centro de Mayores Puerta de la Villa.
Sin embargo, el punto culminante de la velada fue la conversación íntima con Arturo Pérez-Reverte, quien reveló cómo el ajedrez ha sido una constante en su vida, desde su infancia hasta sus años como corresponsal de guerra. Para él, el ajedrez es más que un juego; es una herramienta para enfrentar los desafíos de la vida, una «ventana al mundo» que lo ha acompañado en sus momentos de soledad y reflexión.
El diálogo entre Pérez-Reverte y García no solo desató risas en el público, sino que también proporcionó una profunda reflexión sobre la naturaleza del ajedrez y su impacto en nuestras vidas.
El alcalde de La Roda, Juan Ramón Amores, elogió el arduo trabajo de Andrés Martínez Cebrián para convertir este torneo en un referente, subrayando que aún quedan muchas partidas por jugar y que el legado del torneo perdurará en el tiempo.
Este encuentro fue más que una simple charla; fue un homenaje al ajedrez, a la literatura y a la vida misma, que dejó una profunda impresión en todos los presentes y anticipó con emoción el inicio del 50 Torneo de Ajedrez.
